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miércoles, 17 de abril de 2019

RAMÓN MESA O EL ELOGIO DEL CONCEPTO PICTÓRICO


Crítico de arte Basilio Belliard presenta exposición de Ramón Mesa

Por Basilio Belliard



Entre el cielo y la tierra, los ríos simbolizan la vida, en su eterno fluir, tal y como lo poetizó Jorge Manrique en su célebre poema Coplas a la muerte de su padre, al cantar que: “nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir”. Los ríos, pues, representan la dialéctica de la vida y la muerte: encarnan el tiempo, en su efervescencia constante, y su fluir dinámico y eterno. Pueden ser fuentes de inspiración de poetas y artistas, como lo ha hecho el pintor y escritor san cristobalense, Ramón Mesa, en su Exposición Pictórica Individual, titulada Visual 0.7, y en la Serie “Piedras para amurallar el río”.

Esta muestra de cuadros -en técnicas mixtas- articula una visión estética del paisaje, desde el horror y el espanto. Los peces y las piedras son los protagonistas, en un ritual abstracto de la contemplación visual. Peces esqueléticos que naufragan, víctimas de las inundaciones; apologías de las piedras y alegorías del futuro, esta serie de pinturas prefiguran una memoria de la lluvia y de la vida. Física y metafísica, ciencia y ficción visual, esta exposición representa un ritual onírico de la abstracción, con la que Ramón Mesa se consagra -a mi juicio- como un artista plástico que le imprime un matiz lírico, de raigambre conceptual, a su universo visual. Era de esperarse, pues se trata de un escritor de sensibilidad poética y un pintor de imaginación conceptual. Mesa se inscribe en una larga tradición de pintores-escritores que se remonta, elocuentemente, a William Blake y Henri Michaux, a Rafael Alberti y José Hierro, a más de los surrealistas, quienes sostuvieron un diálogo onírico entre la pintura y la poesía, como lo hicieron, en su época, los románticos.

El artista plástico Ramón Mesa y el crítico de arte Basilio Belliard en la presentación de la exposición Visual 0.7
El artista plástico Ramón Mesa y el crítico de arte Basilio Belliard

Códigos y símbolos algebraicos conforman una semántica visual, cuyo epicentro de abstracción reside en el agua –del río o de la lluvia que cae. “Poética del espacio”, caudal de luz y de sombra, Visual 0.7 es, en cierto modo,  un elogio a la tecnología y a la naturaleza. Memoria y futuro se entrelazan, matrimonian y yuxtaponen, entre la angustia del devenir y la nostalgia del dolor. En ese sentido, su propuesta pictórica actúa no como sátira ideológica al medio ambiente, sino como crítica, desde una perspectiva artística trascendente.

Conocí a Ramón Mesa como cuentista y luego como un eficaz gestor cultural. En los últimos años también lo he visto en su faceta de pintor, y cada vez me sorprende su evolución trasformadora, en el orden estético, y su potencia conceptual, destreza técnica y dominio de la composición abstracta. Sus cuadros se leen como poemas visuales, de una espléndida orfebrería técnica y textural, así como de una insólita variedad expresiva. Su gramática plástica y sintaxis visual nos hacen evocar a Antoni Tápies y a Kasimir Malevich, así como a otros artistas informalistas  y expresionistas. La magia de su paleta, en lo atinente a transferir e imbricar códigos visuales y aliento poético a sus composiciones pictóricas, lo hacen merecedor de una atención especial por parte de la crítica de arte dominicana. Variedad cromática y transfiguración del espacio visual apuntan a caracterizar su temporalidad sensible y su visión crítica de la tradición pictórica. Pido atención a este artista de magia técnica e inventiva geométrica, en sus composiciones plásticas de resonancias abstractas.

Ramón Mesa ante su obra. Museo de las Telecomunicaciones.


Ramón Mesa y Basilio Belliard. Museo de las Telecomunicaciones, Santo Domingo.




Portada del catálogo de la  exposición Ramón Mesa, Visual 0.7.
Portada del catálogo de la  exposición Ramón Mesa, Visual 0.7.






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